No existen grandes diferencias pues todos pueden ser compatibles en el momento en que las piernas se abren, se aspiran lo peces de la boca, se aferran las manos a la agonía de las redes, se inventan palabras de miel y azúcar, se recorren las células muertas, se adivinan los espasmos placenteros, se sonríe estúpidamente en escena, se funden lentamente en ternura aparente y se concluye en entrelazo de perfecto delirio putrefacto.
Qué hermosa es la consciencia y qué perra es la compatibilidad múltiple.
Qué suciedad embargan mis huellas dactilares, me doy cuenta cuando observo que hoy he decidido escurrirme asquerosamente y que las visiones ateas y embargadas de gangrena se retuercen a mis pies tras mi desencanto.
Dulce vicio de alcohol franco, de tabaco crudo, de heroína brava.
La Maga**